Por: La Redacción.

Ciudad de México., a 3 de agosto del 2022.- Grabaciones de la tortura de la que fue víctima el agente de la DEA en México, Enrique “El Kiki” Camarena Salazar revelaron como el Cártel de Jalisco, liderado por Rafael Caro Quintero y Felix Gallardo sometieron al policía norteamericano hasta la muerte.

En dichas grabaciones que forman parte de las pruebas que el Gobierno Norteamericano posee en contra de Caro Quintero se escuchan los gritos desgarradores de “El Kiki” quien no suplica por su vida si no por la de su familia, siendo estas pruebas las suficientes evidencias para que el llamado “Narco de narcos” pase el resto de su vida en una prisión de máxima seguridad.

Cabe destacar que Caro Quintero se encuentra en estos momentos encabezando una ardua lucha jurídica para evitar ser extraditado a los Estados Unidos donde enfrenta los cargos por el asesinato de Enrique Camarena Salazar y del piloto que lo acompañaba, así como de 14 cargos adicionales, incluidos tortura, narcotráfico, lavado de dinero entre otros delitos.

Precisamente, como parte de las pruebas en contra Rafael Caro Quintero, destaca una grabación de dos horas en poder de las autoridades norteamericanas, donde se escucha parte del interrogatorio al que Camarena Salazar fue sometido mientras era torturado por los narcotraficantes del Cártel de Guadalajara.

En estos audios, se escucha al agente de la DEA suplicar a sus agresores que dejaran en paz a sus seres queridos, es decir a su esposa y sus hijos.

“Comienzo a recordar cosas tras la golpiza que me han dado, y mientras recuerdo iré diciendo todo lo que sé… Bueno, no lastimes a mi familia, por favor”, dijo “Kiki” Camarena, a lo que la persona que lo interrogaba respondió: “Nadie va a lastimar a tu familia… olvídate de eso. No son culpables de nada. Tu solamente sigue recordando, eh. No te golpearé ni nada, ¿ok?”.

Según los detalles de la transcripción, la voz de Camarena se iba apagando y haciendo más débil conforme avanzaba el interrogatorio y la golpiza. Durante varias pausas que se leen, los fiscales estadounidenses determinaron que los narcotraficantes aprovechaban para torturarlo.

En otra parte del interrogatorio, la víctima dejó ver que descubrió a uno de los operadores que dirigía el tráfico de mariguana desde Mexicali hasta California, revelando el nombre de Manuel Sánchez, sin embargo, insistió en que lo único que había conseguido sobre Caro Quintero eran pistas que le habían dado sus 3 informantes: Jesús Álvarez, Jesús Ramírez y el abogado Cesario Garciabueno.

“Si yo tuviera algo sobre Rafael se lo diría, no vale la pena mentirle. Porque lo revisarían o algo, y sería mentira. Y me darían otra paliza, ¿cierto? Quiero que comprendan que no quiero mentirles. No quiero inventar algo que no sea cierto”, señaló Camarena.

Por otro lado, el agente de la DEA reveló que en últimos meses no había tenido muchos avances en su investigación, y que incluso estaba por irse de México debido a la falta de resultados.

“Últimamente no hemos tenido información, no me creerás, pero no hay. Te digo que nos han regañado en Washington porque de acuerdo con ellos no estamos trabajando aquí… Me estaba preparando para irme, el 25 de febrero iba a venir para empacar mis cosas a mi casa”, indicó.

Además de responder a las preguntas, a la víctima se le escuchaba quejarse por el dolor y hasta pedir ayuda médica. “¿Podría pedirte que vendes mis costillas por favor? Es que me están dando dolores punzantes”, dijo.

Durante las dos horas del interrogatorio se le preguntó a Camarena por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, los tres líderes del Cártel de Guadalajara, así como por el narcotraficante Juan José Esparragoza Moreno, alias “El Azul”.

Pese a que Enrique Camarena dijo que no contaba con mayor información sobre ellos, sus agresores no le creyeron y terminaron asesinándolo, al igual que al piloto y también agente federal estadounidense Alfredo Zavala.

Según el análisis forense de su cuerpo, a Camarena lo golpearon en la cabeza y el rostro de forma repetida y violenta. Tenía los pómulos fracturados en tres y presentaba múltiples fracturas en la parte superior e inferior del cráneo, el cual, incluso, atravesaron con un tubo de metal.

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