Son 12 comunidades tzotziles de Chenalhó, Chiapas, que demandan justicia tras 26 años de conflicto bajo gobiernos del PRI.
Son 12 comunidades tzotziles de Chenalhó, Chiapas, que demandan justicia tras 26 años de conflicto bajo gobiernos del PRI.

Comunidades Tzotziles de Chenalhó exigen justicia y verdad tras largos años de conflicto en Chiapas.

En un comunicado público, representantes de 12 comunidades abejas tzotziles del municipio de Chenalhó, en el estado de Chiapas, han unido sus voces para demandar justicia y esclarecimiento de los hechos que han marcado su historia durante más de cinco siglos de resistencia indígena, especialmente los últimos 26 años de conflicto que surgieron bajo el gobierno del PRI en México.

Estas comunidades, que se autodenominan «Las Abejas«, buscan poner fin a las graves y múltiples violaciones de derechos humanos que han experimentado en el marco del plan político del estado conocido como «Plan de Campaña Chiapas 94», diseñado e implementado por el propio gobierno para contrarrestar la influencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

La ofensiva militar de 1995, en lugar de traer seguridad y paz a la región, generó un conflicto interno que implantó una ideología que dividió a la población. Esta ideología sostenía que el Partido de la Revolución Institucional (PRI) representaba la tradición y que todos debían afiliarse a él, mientras que demonizaba a los zapatistas como una amenaza. Aquellos que se negaron a adoptar esta ideología fueron objeto de agresiones, hostigamientos, amenazas de muerte y desplazamientos forzados.

Los primeros indicios de agresiones se registraron el 24 de mayo de 1997 en la comunidad de Yaxgemel, cuando miembros de «Las Abejas» fueron forzados a desplazarse a la colonia Puebla debido a un enfrentamiento armado entre paramilitares de Yaxgemel y la colonia Puebla, con apoyo del ejército, y miembros del EZLN. Los paramilitares argumentaron que estaban defendiendo la comunidad de una supuesta invasión zapatista, y cualquiera que se opusiera era considerado simpatizante zapatista.

En los meses siguientes, se obligó a las comunidades a comprar armas, cooperar en la adquisición de municiones y participar en «guardias» bajo el pretexto de defender sus comunidades. Se les prohibió salir de sus comunidades y hablar con personas que simpatizaban con el movimiento zapatista. El hostigamiento y las amenazas escalaban, y el conflicto se agravaba para quienes se negaban a participar en actos de violencia contra los zapatistas.

Este clima de violencia llevó al desplazamiento forzado de miembros de estas comunidades en octubre de 1997. A lo largo de ese año y principios de 1998, varias comunidades experimentaron desplazamientos, y se establecieron campamentos de desplazados en Tzajalchen, Acteal y Xoyep. El 22 de diciembre de 1997, el campamento Los Naranjos de Acteal fue atacado por un grupo paramilitar, resultando en la trágica masacre de 45 personas y 26 heridos, conocida como la Masacre de Acteal.

A pesar de las dificultades, en agosto de 2001, las comunidades desplazadas regresaron a sus hogares en un contexto de «Retorno Sin Justicia» porque la situación en los campamentos era insoportable. Sin embargo, al regresar, encontraron sus casas saqueadas, destruidas o quemadas, lo que empeoró aún más su situación.

Hasta la fecha, ningún gobierno ha esclarecido estos hechos y el pacto de impunidad prevalece de un sexenio a otro, independientemente del partido en el poder. El sufrimiento de estas comunidades ha pasado desapercibido, y los desplazamientos forzados internos se han vuelto comunes sin que se tomen medidas adecuadas.

Las comunidades afectadas mantienen su lucha a través de la No Violencia Activa, pero exigen verdad y justicia. Los funcionarios públicos de alto nivel que estaban en funciones durante su desplazamiento siguen disfrutando de impunidad.

En este contexto, Las Abejas hacen un llamado a los tres niveles de gobierno para romper el pacto de impunidad, y exhortan a las autoridades de procuración de justicia a defender los derechos humanos en lugar de los intereses políticos.

La lucha de Las Abejas continúa, y su resistencia indígena sigue siendo un faro de esperanza en medio de la oscuridad de la impunidad.